miércoles, 1 de abril de 2009

Estela Plateada: Requiem, por Luis Capote

Nueva reseña de Luis Capote, centrada en la última aparición en España de Estela Plateada. Una novela gráfica crepuscular que cuenta una emotiva historia donde el –según el otro Ninguno- surfista argentino vive la que podría ser su última aventura.



Título: Estela Plateada. Réquiem
Formato: Miniserie recopilada en formato novela gráfica en tapa dura
Autores: (G) J. M. Straczynski (L) (T) (C) Esad Ribic
Editorial: Marvel Comics / Panini Cómics
Precio: 12 €
Comentario:

Del amplio catálogo de personajes que Stan Lee y Jack Kirby crearon durante su larga estancia al frente de la serie de los Cuatro Fantásticos, es probablemente Estela Plateada el haya contado con mayor predicamento entre la afición. La elegancia de su diseño y la debilidad que el viejo Stan manifestó tener por él, consiguieron que, muy prontamente, contara con una colección propia. Pese a la calidad de la misma (con un magistral John Buscema a los lápices) el pobre Norrin Radd (reconvertido para la ocasión en filósofo de baratillo) no contó con el favor de las masas y la primera crisis del género, con la que la industria sustituyó los felices sesenta por los críticos setenta, se la llevó por delante. A partir de ahí, el antiguo heraldo de Galactus peregrinó por todo el universo marveliano, dejando ver su pose de premio cinematográfico y su tabla por colecciones tan alejadas entre sí como Los Defensores o La Tumba de Drácula. Los años ochenta sirvieron para que, sin seguir siendo un personaje que garantizara elevadas cifras de ventas, protagonizara diversas novelas gráficas y números únicos –todos ellos con guión de papá Lee- con dibujantes de la talla del ya mentado Buscema, Keith Pollard, Moebius o John Byrne. La segunda parte de la década trajo consigo una nueva serie regular que superaría holgadamente el centenar de números y que, a principios de los noventa, conformó el núcleo duro en torno al cual se estableció una línea cósmica compuesta por varias colecciones (a la mayor parte de las cuales se llevó por delante la explosión de la burbuja especulativa, pero ésa es otra historia) y donde Estela Plateada ocupaba un puesto primordial, merced a los guiones de Jim Starlin. Una nueva reestructuración y Norrin Radd volvió al panteón de los secundarios, pero nunca ha permanecido allí demasiado tiempo, porque el personaje mantiene un incuestionable carisma y, además, se trata de esos excepcionales ejemplos en los que no suele haber indiferencia en torno al mismo.

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