martes, 9 de marzo de 2010

Disolverse sin hacer ruido

Las malas noticias nunca vienen solas, no. Aquí les dejamos esta larga reflexión del amigo Patricio Ducha, al que –por segunda vez- han echado a la sordina de La Opinión de Tenerife. Esta vez, lo que cierra es la página dedicada al mundo del tebeo. Hay que aplaudir la actitud de los mandamases del diario insular, porque están consiguiendo convertir en un erial lo que era una iniciativa ilusionante. Y sobre todo, la falta de modales, de educación y de cualquier mínimo de decoro. Pero dejemos el cabreo y cedamos la palabra al señor Ducha:

Uno piensa que está preparado para recibir determinadas noticias, preparado para recibir determinados golpes. La realidad es que al final uno siempre se confía y cuando llega la noticia te coge igualmente de sorpresa, como un golpe que no esperas y el impacto te deje marcado. En definitiva ¡no estabas preparado!

Y yo no estaba preparado para enterarme ayer domingo, 7 de marzo, de que la página de Cómic que publicaba todos los domingos en La Opinión de Tenerife ya no se iba a publicar más.

Incluso sin ni siquiera yo enterarme, la última página de cómic o sobre cómics escrita o coordinada por mi en La Opinión de Tenerife fue la publicada el 28 de febrero.

Y no es que alguien me llamara o me lo comunicara la última semana de febrero (no por nada ¿saben? sino simplemente por saberlo) o los últimos días antes de enviar la página para su publicación y así poder despedirme de los pocos lectores que pudieran seguir la página, quién sabe si desde los inicios de La Opinión. El martes 21 de septiembre de 1999 salió a la calle el primer ejemplar de La Opinión de Tenerife, y ese mismo viernes 24 de septiembre, dentro del suplemento Radikal, aparecían tres páginas de cómic realizadas o coordinadas por un servidor. Dos hablaban del 300 de Frank Miller, gran novedad en aquel momento, y otra página publicaba cómics realizados por autores canarios en la primera iniciativa de este tipo que se realizaba en la prensa de las islas.

No soy hombre de fechas, ni de efemérides, pero en estos dos últimos años se han ido cerrando muchas etapas que quizás ya no me apetezca retomar. En noviembre de 2009 se cumplieron 20 años desde que publiqué mi primer artículo sobre cómics, tebeos o colorines fuera del ámbito fanzinero y de una forma que podríamos definir como de “profesional”. Fue en la revista Punto y Aparte, en su número 5 con fecha 11/1989. Una revista mensual en la que seguí colaborando hasta su cierre. Luego realicé colaboraciones puntuales en La Gaceta de Canarias, en el Canarias 7, en publicaciones a nivel nacional (¡Guau!) e incluso realicé algunas colaboraciones para el amigo Manuel Darias que fueron publicadas en el Diario de Avisos, en su página sobre cómics, la decana de la prensa escrita, todo un privilegio para este aprendiz de informador del mundo de los tebeos. Hasta que llegó Eduardo García Rojas. Él fue quién estableció una página semanal dedicada al cómic en La Gaceta de Canarias, se llamaba Gotham Cómics y Quico Cichosq le realizó una cabecera genial. Eduardo me invitó a colaborar más asiduamente con él en su página, casi de forma regular, y en julio de 1996 me pidió que me hiciera cargo de ella al emprender nuevos retos en otros medios. La responsabilidad me abrumó ¿sería capaz? Me puse a ello e incluso, durante una larga temporada, llegaron a aparecer dos páginas dedicadas al cómic en Los Domingos de La Gaceta: una dedicada a reseñas, otra a artículos y reportajes. Allí conocí a Alfonso González Jerez, Félix Díaz, María Jesús Lillo o Verónica Alemán. Que me enseñaron, me regañaron, me persiguieron para que entregara los disquetes de 3’5 que contenían artículos e imágenes. Internet era todavía un proyecto y tenía que desplazarme en mi cuatro latas rojo a Los Majuelos para entregar mis colaboraciones. Colaboraciones que nunca fueron agradecidas, ni reconocidas, por la dirección o los dueños del periódico de forma que no se porque me extraña como me han tratado con posterioridad. La etapa en La Gaceta finalizó el mes de julio de 1999. Decidí dejarlo, ¿para qué seguir? Y entonces me llamó Job Ledesma y me contó el proyecto del Radikal y me llevó a La Opinión y conocí a Paco Cansino y este me presentó a Paco Pomares y me volví a ver embullado en la realización de una página que hablara cobre cómics, y en buscar a autores de cómic canarios para publicar su trabajo e incluso en la realización de una tira de humor diaria, y luego en dos y caricaturas ¿qué más? Ahí la historia si cambió.

Así que si sumamos los años de la página semanal realizada para La Gaceta de Canarias y los años de La Opinión de Tenerife son casi catorce años realizando una página semanal dedicada al universo del cómic y la viñeta, escribiendo, inventando, criticando, leyendo, soñando. Pero la historia volvió a cambiar. Y esos catorce años acabaron el domingo 28 de febrero porque, sinceramente, se me han acabado los ánimos y las ganas de continuar esperando que la historia cambie otra vez.

Dicen que a todo cerdo le llega su San Martín. Y yo, esta mañana, me he sentido cochino. Quizás porque pensé que importaba algo el haber estado ahí, todas las semanas, enviando un trabajo, con retrasos, con equivocaciones, pero cumpliendo siempre, trabajando de gratis, de noche, en vacaciones o con temporal. Pero no ha importado. No ha importado nada. Una vez Félix Rojas me comentó que me veía como una especie de historiador de lo minúsculo por escribir sobre cómics, una parte pequeña, muy pequeña, de lo que será la Historia de este siglo. Y quizás por escribir de algo tan minúsculo, uno se va mimetizando con lo que escribe y también termina por hacerse pequeño, tanto que los demás llega un momento que no te ven. Creo que a mi, hace tiempo, me dejaron de ver en La Opinión.

Ni siquiera me llamaron para decirme que la página del día 28 de febrero era la última. Solo una persona si se acordó de mi el sábado 6 de marzo, a las 19:30, para decirme que no enviara la página del día 7, que no se publicaría y que alguien me llamaría para hablar conmigo porque era por algo que pasaba en la última página. ¿Qué será? Intenté llamar a las personas que conocía y que pensé que me podrían aclarar el tema: los jefes de redacción Ramón Alemán y Víctor Afonso. Una voz que no se quiso identificar me respondió que “esos dos señores ya no trabajan aquí.”

Después me enteré que se habían cargado el 2C, que había cerrado el sábado 27 de febrero y que Eduardo García Rojas había publicado una despedida en Internet. Y me temí lo peor.

El domingo vi la edición de La Opinión, comprobé que le dedicaban una página dentro de la sección Cultura y Espectáculos a Krahn, gran humorista que publicaba en la última página del suplemento dominical de prensa ibérica: Magazine. Y entonces pensé que la página seguiría. No se había suprimido la página, se la dedicaban a Krahn, con toda lógica, como homenaje al estupendo humorista.
Pero por la noche, antes de acostarme, revisé mi correo electrónico y descubrí un e-mail, enviado desde La Opinión, a las 19:59 con una escueta nota: “Ya nos aclararon que tu página de cómic no va a salir más, se va a sustituir por una que se hace para La Nueva España. Pues nada muchas gracias por todo y hasta otra, mucha suerte.”

Lo cierto es que se me quitó el sueño de golpe y me temo que no habrá llamada.

Así que me siento menospreciado, vapuleado, ninguneado, ignorado, por personas a las que ni siquiera les importo, que ni siquiera saben que existo y que prefieren sustituir la página de cómic que hacíamos un grupo de aficionados canarios por otra página de cómic que se hace en Asturias. Aunque cualquiera sabe, con esto de la globalidad y de internet dentro de poco la redacción de La Opinión de Tenerife puede estar en Barcelona o en Caracas ¿Para qué complicarse?

Así que ya, a estas alturas, me siento cochino. Colgado de los pies y viendo acercarse al matarife, con un gran cuchillo que espero que este afilado, para que sea rápido. Porque me apetece que sea rápido. Porque estoy cansado. Y porque no quiero seguir. Así no.
Solo quiero, antes de estirar el cuello, agradecerle a todos aquellos que han seguido la página de cómic que, con más o menos fortuna, hemos perpetrado un servidor y un grupo de amigos que han aportado colaboraciones, reseñas, críticas o columnas de opinión. Sobretodo a los dos principales puntales: Eduardo Serradilla y Luis J. Capote. Y también a Eduardo Glez., Ángel Marrero, Juanan, Ana Lisi, Lino Alcaide, Bruno Díaz, Nerea, Guada, Patri, Alberto Hdez., Sergio, Eduardo, Juan Pedro, Richard, Agustín, Lorenzo, Pérez, Job, Jordi, Paco, Carmen, Alfonso, Felix, Verónica, Paola, Anura y a todos aquellos que en algún momento colaboraron conmigo o con la página de cómic. También a todos los autores que me atendieron y que me facilitaron obras, imágenes e incluso alguna dedicatoria. Se que me olvidaré a alguien pero a todos, a ti también: ¡Mil gracias!

Y a mis sufridores en casa, a mi familia, a los que he robado muchas horas por perseguir este sueño de escribir sobre cómics.

Esto se acabó, señoras y señores. Y ahora espero disolverme sin ruido, como una lagrima en la lluvia.