viernes, 5 de agosto de 2011

Adiós, Sanchís, adiós

Aunque ustedes no lo crean (y si es así, peor para ustedes), los Ningunos somos humanos y como tales, envejecemos, peinamos canas y somos parte de una generación que se crió leyendo unos tebeos y a unos autores que están unidos a una época dorada del tebeo en España. El otro día nos dejó uno de los más destacados artífices de esa era: José Sanchís Grau, Sanchís.



El papá de personajes como el gatito feliz Pumby, el soldadito Pepe o el aventurero de Terracopia Robín Robot derrochó imaginación a raudales durante más de medio siglo, aunque el hundimiento de la industria patria a mediados de los ochenta provocó que la última parte de su obra no tuviera la difusión que merecía. Pionero y superviviente a partes iguales, Sanchís tuvo que pelear en los Tribunales hasta hace nada por garantizar la recuperación y conservación de los derechos que le unían intelectualmente a sus criaturitas (aunque sobre eso los dos leguleyos que merodean por aquí como una plaga podrían ilustrarnos un poco a nosotros los legoleyos). Tiene mucha guasa y poca gracia que a un señor que pasó las de Caín en sus últimos años le disputaran el pan y la sal los herederos de una empresa que lleva casi treinta años sin publicar ni lo que cabe en un sello de correos.

Diversos medios se han hecho eco del fallecimiento de Sanchís, la mayoría en la Red; la mayoría especializados. Los generalistas han tirado en muchos casos de Wikipedia. País.