martes, 16 de julio de 2013

El Caballero del Antifaz, por Luis Capote

De la viñeta al cine vía reseña.  



Título: El Caballero del Antifaz 
Formato: largometraje en DVD de 102 minutos de duración 
Autores: (G) (D) (P) Francesc Xavier Capell 
Reparto: Francesc Xavier Capell, Eva Sisó, Xavier Serrat, Mirta Miller, José María Blanco, Paloma Gómez Zurdo, Sauce Ena, Víctor Polo 
Editorial: FXC Producciones 
Precio: 12 euros (variable según tienda) 
Comentario: 

El mundo de la viñeta se ha convertido desde hace unos cuantos años en una inagotable fuente de materia prima para la industria del cine, la cual ha agradecido como agua de mayo contar con semejante filón de ideas en unos tiempos en los que sus propias minas parecían agotadas por pura sobreexplotación. Lo que antaño parecía ser terreno exclusivo de infantes y de gente rara (vulgo friquis) se ha convertido en un vivero de franquicias con personajes reconocibles a lo largo y ancho de este atribulado planeta. ¡Quién habría de decirme a mí, que crecí viendo el Capitán América de Matt Salinger, el Castigador de Dolph Lundgren o las versiones televisivas de Daredevil y Thor, que vería en pantalla grande y en plan superproducción una adaptación de los Vengadores! Y aunque como en todo ha habido clamorosos castañazos y castañas pilongas de envergadura, la rentabilidad global de la aventura ha sido positiva. Precisamente por eso no es raro que fuera de Estados Unidos otros países con larga tradición en lo que a tebeos se refiere hayan tenido sus experiencias de traslado de la viñeta al celuloide. Japón cuenta con su propia tradición y solamente de poco tiempo para acá podemos ver por estos pagos algunos ejemplos de la íntima relación entre manga y cine (fuera del anime, se entiende). Francia, un país donde ambas industrias han gozado desde antiguo de buena salud cuenta con bastantes ejemplos en la forma de películas dedicadas a Astérix, Lucky Luke o el Teniente Blueberry, aunque en la mayor parte de los casos los resultados han sido bastante desastrosos. Una situación similar puede encontrarse en el caso de España, donde la producción propia en ambos casos siempre anda a trompicones y siempre lastrada por el desprecio de un público que, en el caso del cine, no perdona a sus profesionales ni el sambenito de “subvencionados” ni su adhesión a iniciativas legislativas en materia de propiedad intelectual que resultaron ser profundamente impopulares, pero esto es de otra película.