lunes, 22 de julio de 2013

La canción del verdugo, por Luis Capote

Nueva reseña de lo de siempre por el de siempre:  



Título: La Patrulla-X: La Canción del Verdugo 
Formato: tomo en tapa dura de 296 páginas de la línea Marvel Héroes 
Autores: (G) Scott Lobdell, Peter David, Fabian Nicieza (L) Brandon Peterson, Jae Lee, Andy Kubert, Greg Capullo (T) Terry Austin, Al Milgrom, Mark Pennington, Harry Candelario, Dan Panosian (C) Mike Thomas, Brad Vancata, Marie Javins, Joe Rosas, Glynis Oliver, Frenchie Buccellato (P) Andy Kubert 
Editorial: Marvel Comics / Panini Comics 
Precio: 18 euros 
 Comentario: 

 Veinte años han pasado desde que La canción del verdugo se editara en España y diecisiete desde que volviera a publicarse por parte de Comics Forum dentro de su formato Obras maestras. Vista con la perspectiva que da una distancia de dos décadas puede decirse tranquilamente que esta saga refleja perfectamente lo que era la franquicia mutante durante los primeros años de la década de los noventa del siglo pasado. El buque insignia de la casa de las ideas vivía de las rentas de los quince años de trabajos de Chris Claremont, jugaba con la inercia de las mareantes cifras alcanzadas por Jim Lee y Rob Liefeld y se enfrentaba a las consecuencias de la marcha de éstos, formulando una pregunta que de alguna manera está siempre presente en la industria estadounidense: ¿dónde radica la clave del éxito? ¿en los personajes o en los autores? En aquellos días era Bob Harras quien, con puño de hierro (y dicen las crónicas que guante de esparto) controlaba las colecciones-X y tenía a Scott Lobdell como niño bonito de la escudería (lo que, viendo un poco lo que pasa en DC actualmente hace buena la letra de aquel tango que decía que “veinte años no es nada”, pero no nos desviemos). El editor mutante redobló esfuerzos para aminorar las graves consecuencias de la marcha de los “siete magníficos” a Image Comics y contraatacó echando toda la carne en el asador para el tradicional evento-X anual, que ya estaba en fase de planificación cuando los dibujantes por todos conocidos decidieron hacer tocata y fuga.