domingo, 9 de mayo de 2010

Eduardo Serradilla habla sobre la polémica respecto de los derechos de cita y autoría

Hace unos meses saltó –una vez más- la polémica en torno a los límites entre el derecho de cita y la retribución de las propiedades intelectuales. Eduardo Serradilla, estudioso del mundo del tebeo y co-protagonista a su pesar de uno de los aspectos concretos de la discusión da su visión del asunto, a través de una carta enviada a otro impresentable de los que pululan por aquí. Luis Capote ha pedido autorización al susodicho para publicar el texto y, sin que sirva de precedente, nos ponemos serios y legalistas (con dos juristas aquí metidos, ya tardaba.):

Estimado Luis, buenos días desde la capital de Finlandia. Como podrás leer, éste año tampoco he ido al Salón del Cómic de Barcelona. (…) Al final, lo único que me podría interesar hubiera sido el asistir a la reunión que se ha convocado para el sábado día nueve, con motivo de la demanda que le han interpuesto a Antoni Guiral.

Ayer leí tu comentario en zonanegativa.com y, como no podría ser de otro modo, estoy de acuerdo contigo. Ya vi que hay quien se quiere apuntar a “Inquisidor mayor” y continúa con el tema del libro de Death Note demostrando que no conoce muchos de los entresijos del mundo del fandom, los cuales nada tienen que ver con los derechos de autor.

De todas formas, el tema me interesa, no solamente por ser respetuoso con una ley que consideras “ambigua y abierta a interpretaciones”, sino porque mi trabajo está ESTRECHAMENTE relacionado con el tema en cuestión. La verdad es que tengo la sensación que quienes deben velar por los derechos del trabajo ajeno están tratando de recuperar el tiempo perdido, y cueste lo que cueste.

Recuerdo que en los ochenta y los noventas, hablar de los derechos de autor era algo reservado a las facultades y tampoco te creas que mucho. En aquellos años, los autores de una fotografía estaban condenados a ver como cualquier periódico utilizaba una imagen suya sin ni siquiera pedir permiso. Era algo exclusivo del mundo anglosajón. Ahora las cosas han cambiando pero todavía colean los contenciosos entre la familia de Jack Kirby y Marvel Comics y, hasta hace poco, los de la familia Siegel con los derechos de Superman y DC Comics.

No obstante, el problema que se plantea ahora es si es lícito, corrígeme si me equivoco, por favor, utilizar imágenes para ilustrar un trabajo teórico, sobre un arte secuencial como lo es el cómic, sin abonar derechos de autor por ello.

Entiendo que hay art-book que reproducen imágenes que son casi del mismo tamaño, y en algunos casos, mayores, que los originales, algo que si es un prejuicio en contra del autor. Sin embargo, creo que en el caso de los libros teóricos, la situación es bien distinta. Ni calidad de las imágenes, en muchos casos reproducidas en B/N y no en su color original, mucho más pequeñas y colocadas dentro de los textos, deberían representar ningún agravio para el artista y/o autor.

Además, un texto teórico, tal y como yo lo interpreto, tiene como finalidad, divulgar el trabajo de un autor, siempre desde una óptica lo más “objetiva posible” siempre que sea posible. Hay personas que no lo entienden así pero la mayoría suelen guardar bastante las formas. Por añadidura se olvida la ecuación: coste de la impresión y distribución + pago al autor, todo ello dividido por las ridículas tiradas que se manejan en España.
Al final, si se tienen que pagar enormes sumas por los derechos de las pocas o muchas imágenes que se utilizan en un libro de este estilo, solamente se podría lograr vendiéndolos a 50€-70€ y con tiradas de 15.000-20.000 ejemplares, algo inviable hasta para el mercado anglosajón.

Si lo que pretenden es que desaparezcan este tipo de libro o que solamente sobrevivan propuestas de alto coste o libros oficiales, muchos de los cuales son meras guías visuales, el panorama se me antoja bastante oscuro. A veces tengo la sensación, y perdona por el atrevimiento, que con la excusa de los derechos, se quiere ejercer una especie de censura encubierta dado que solamente las grandes editoriales pueden hacer frente a grandes y lujosas tiradas –mira el caso de Rossell, una editorial pequeña quien tras pagar los derechos del libro de Kirby –escrito por Mark Evanier- cerró sus puertas, o pagar los posibles litigios por este tipo de casos.

Después está toda la problemática de Internet y la necesidad o no de regular los contenidos o aquello que se puede encontrar en ella. Como en todo, hay artistas que están encantados con que se puedan encontrar sus trabajos y otros que no. Hace cuatro años, Warren Ellis dijo que consideraba Internet como la mejor manera de dar a conocer sus trabajos. El pasado año, Sergio Aragonés dijo en el Salón del Cómic de Helsinki todo lo contrario.

Sólo espero que en la reunión del próximo sábado se logre algún tipo de acuerdo, sin necesidad de llegar demasiados puntos de fricción, además de dejar claro lo que es un trabajo teórico y lo que es una publicación que solamente juega con un nombre conocido y unas determinadas imágenes, algo que sí le ocurría con otro tipo de ideas, las cuales nos han vendido bajo el epígrafe “era una buena idea” porque se le ocurrió a… y lo que hacemos los demás no está nada bien, según dicho planteamiento.