El cómic en España está más muerto que Carracuca. No hay apoyo institucional y además no se saca de encima la etiqueta de entretenimiento infantil, razón por la cual, comparados con Francia, Estados Unidos o Japón, los tebeos patrios no venden una escoba. Afortunadamente, siempre hay algún loco que se pone el mundo por montera y logra con un solo trabajo romper esos tres mantras que se repiten, año tras año y salón tras salón. En esta ocasión, el kamikaze ha sido Rubén Armiche, canario residente en Madrid, que ha elaborado una obra que ha sido editada con dinero público, en la que relata la historia de la Virgen de los Reyes, patrona de la isla de El Hierro. El tebeo, dibujado al óleo, recoge la tradición que convirtió a la mencionada imagen en la virgen rectora de la isla canaria del meridiano, mezclando consecuentemente la Historia y las historias, los eventos contenidos en las crónicas oficiales y los relatos familiares que contribuyeron a consolidar la profunda relación que une al pueblo herreño con la imagen, desde la llegada de esta última en un barco italiano camino de Cuba en el S. XVI hasta la actualidad, cuando cada cierto número de años se celebra una monumental fiesta –la Bajada del título- que denota que la devoción sigue tan vigente ahora como entre los pastores que vieron la imagen que parecía destinada al Caribe, hace cuatrocientos años. Armiche, que presentó su trabajo en el XIII Salón Internacional del Cómic de Santa Cruz de Tenerife en compañía de la Consejera de Cultura del Cabildo Insular de El Hierro, manifestó que su intención con el mismo era dignificar un mundo, el de los cómics, que, como mencionaba al principio de la reseña, aún tiene el sambenito de medio para niños. Para ello, nada mejor que demostrar que podía ser el vehículo ideal para contar una historia profundamente enraizada en la sociedad insular, lo que enlaza con su segundo deseo, el de recuperar y contar a través del tebeo historias, mitos y leyendas del rico folclore canario. En El cómic de la Bajada, Armiche, nacido en Gran Canaria pero de padres herreños, está contando un relato que no le es extraño, sino profundamente propio, y lo demuestra, no sólo en los dibujos que componen cada pagina (una viñeta, un cuadro al óleo) sino en la cuidada documentación para la caracterización de los personajes y lugares. Su labor se ha visto recompensada por el reconocimiento de los herreños (en una isla de apenas 9.000 habitantes censados, el álbum ha superado ya la barrera de los 1.000 ejemplares vendidos) y con el impulso a un nuevo proyecto, centrado en el garoé, el árbol santo de los primitivos habitantes de la isla del meridiano. Una feliz confluencia de circunstancias que han derivado en una excepción que rompe la monotonía de las tres “verdades” de las que hablaba al principio. Ojalá a esta le sigan unas cuantas más.
Mercado benéfico de ilustración II Edición
Hace 9 años