Y por último, pero no el último, que dirían los pitinglosos, Juanan Rodríguez, que aporta las páginas de uno de esos relatos de desenlace inesperado, tan caros a este tipo de publicaciones.
Bajo el pseudónimo del Ninguno se esconde un individuo de indudable reputación (carece de ella) que prefiere permanecer en el anonimato, ya que las estrellas de esta bitácora son los autores cuyo trabajo se muestra.