Y para terminar, la friquicitación (así la llama él) del otro jurista de baratillo habitual, Luis Capote, que demuestra una vez más que debe usar los lápices para escribir cronicones, porque lo de dibujar…
Bajo el pseudónimo del Ninguno se esconde un individuo de indudable reputación (carece de ella) que prefiere permanecer en el anonimato, ya que las estrellas de esta bitácora son los autores cuyo trabajo se muestra.