jueves, 6 de septiembre de 2018

Imposibles X-Force, por Luis Capote

Otra reseña más, de lo de siempre y por el de siempre: 


Título: Imposibles X-Force: La solución Apocalipsis 
Formato: Tomo recopilatorio de cinco números de la serie 100% Marvel 
Autores: (G) Rick Remender (L) (T) Leonardo Manco, Jerome Opeña, (C) Chris Sotomayor, Dean White (P) Esad Ribic 
Editorial: Marvel Comics – Panini Comics 
Precio: 10,95 euros 
Comentario: 

Han pasado veinte años desde que el primer volumen de X-Force hiciera su aparición en el mercado anglosajón, de la mano de Rob Liefeld (y su ya por aquellos días inefable estilo) y de Fabián Nicieza (que en aquellos mismos días ponía palabritas a los adlianos dibujos del primero). Atrás quedaban los días en los que los Nuevos Mutantes eran la esperanza de ser la siguiente generación de integrantes de la Patrulla-X. Por boca de Cable, un tarugo seispesetas con una actitud de personaje de película de la Cannon, Liefeld señala que X-Force va a tener una postura más proactiva, no de héroes ni de caballeros defensores del sueño de Xavier, sino de soldados en una guerra por la supervivencia. La filosofía de John Rambo y cualquiera de los personajes ¿interpretados? por el barbudo Chuck Norris trasladada desde los cercanos años ochenta a los primeros años noventa. Los días de la especulación consiguieron que un tebeo espantosamente dibujado vendiera tres millones de ejemplares en el mercado angloparlante y que en España el tomo que marcaba la transición de los Nuevos Mutantes a X-Force agotara su primera edición en el formato one-shot (uno de tantos formatos con los que Forum tanteó el mercado en sus veinticinco años de historia). Don Rob se iría y dejaría tras de sí un desaguisado que Fabián Nicieza, uno de los guionistas más competentes de la industria del tebeo yanqui, pero dejaría la idea de que X-Force era un grupo con cierta tendencia a la contundencia. Solo el divertido experimento elaborado por Peter Milligan y Mike Allred supuso un recomendable paréntesis entre tanta testosterona, pues tras el mismo el padre fundador imaginero volvería a hacer de las suyas con cabecera y personajes, en una miniserie que demostró que quien (no) tuvo (no) retuvo.