En el día de hoy nos ponemos literarios para presentar el último relato de Itahisa González: una historia de ciencia-fricción titulada Blanco puro.
Abrió lentamente los ojos.
Otra vez aquel maldito cielo blanco. Cómo lo odiaba.
Se sentó en el apestoso jergón que le servía de cama, con desgana, y se frotó los ojos. Mientras esperaba a que se habituaran a la luz, se miró las rodillas. Pequeñas costras de mugre marrón se pegaban a su piel, especialmente en los pliegues de la articulación, lo que le hacía parecer alguna clase de extraño y sucio reptil. Unos centímetros más allá, un bicho diminuto correteaba entre los pelos de sus piernas.
Estupendo.
El resto del primer capítulo sigue aquí .
Abrió lentamente los ojos.
Otra vez aquel maldito cielo blanco. Cómo lo odiaba.
Se sentó en el apestoso jergón que le servía de cama, con desgana, y se frotó los ojos. Mientras esperaba a que se habituaran a la luz, se miró las rodillas. Pequeñas costras de mugre marrón se pegaban a su piel, especialmente en los pliegues de la articulación, lo que le hacía parecer alguna clase de extraño y sucio reptil. Unos centímetros más allá, un bicho diminuto correteaba entre los pelos de sus piernas.
Estupendo.
El resto del primer capítulo sigue aquí .