Hace varios meses que teníamos pendiente este artículo, dedicado a la situación por la que pasa el Salón del Cómic de Santa Cruz de Tenerife. Sin embargo, por h o por b (también a veces por r noruega) hemos tenido que irlo posponiendo hasta llegar a esta semana, primera de agosto, que tantas veces vio el fin (o el principio) de una nueva edición del más antiguo de los salones tebeísticos canarios. Es nuestra pequeña aportación para que algo de lo que hemos disfrutado como visitantes, asistentes y piojos pegados no se pierda, y queremos dedicarla a aquellas personas que tuvieron la iniciativa de crear, mantener y pelear por el Salón del Cómic de Santa Cruz de Tenerife, dedicando su tiempo y sus esfuerzos para ello.
Tres años han pasado desde que Santa Cruz viera una edición de su salón del cómic. Abril de 2006 fue el mes en el que tuvo lugar la décimo cuarta edición de un evento que se cuenta -¿se contaba?- entre los más antiguos de cuantos se celebran en España. Al final del mismo, se apuntaba en el horizonte una décimo quinta edición que, por lo especial de su número, habría de ser especial igualmente en cuanto a contenidos. Sin embargo, aún está pendiente la celebración de la misma, hasta el punto de que no sería exagerado hacer la pregunta siguiente: ¿llegaremos a ver el XV Salón de Santa Cruz de Tenerife?
No es la primera vez que se plantea esta cuestión: a principios de 2008, Manuel Darias llamaba la atención sobre el asunto y, posteriormente, otras personas se hicieron eco de esta llamada. Poco después, sin embargo, los medios publicaban el anuncio de que la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y la entidad Comics Canarios estaban en conversaciones para esa décimo quinta edición. Se barajaban novedades interesantes, como la extensión de las actividades saloneras a otros espacios, más allá de la tradicional Recova. Eso fue en el mes de febrero… y nunca más se supo.
¿Cuáles son las razones de esta prolongada ausencia? Las teorías son de lo más diverso, pero siempre hay algunas que se repiten:
-La primera es la que apunta a una progresiva decadencia del evento, siempre radicado en torno al mismo espacio cultural y siempre desarrollando el mismo esquema organizativo: celebración veraniega, un mes de exposiciones y tres días de actividades. Paradójicamente, las últimas ediciones vieron una variación de esta tendencia que permitía albergar fundadas esperanzas hacia un futuro más brillante. Así, en 2004 el salón pasó a la temporada de otoño, con lo que cosechó un inusitado éxito de visitas. Al mismo tiempo, la organización acertó plenamente en el elenco de autores invitados, que combinaba a clásicos del tebeo europeo (Jordi Bernet, Horacio Altuna), con primeros espadas del comic-book yanqui (Eric Shanower) y expertos en manga japonés (Mari Molina, que por aquel tiempo era responsable de Dibus en Norma Editorial). Las ediciones posteriores continuaron en esa línea, aunque los sucesivos cambios de fecha, la consecuente premura en la organización y algunos errores en cuanto a la política de autores invitados redundaron de forma negativa en el impacto público y mediático del salón. Así pues, se puede decir, objetivamente, que el Salón de Santa Cruz de Tenerife desapareció justo cuando empezaba a volar a velocidad de crucero.
-La segunda apunta hacia la crisis del noveno arte, las dificultades para organizar y llevar a cabo iniciativas de esta naturaleza y, en general, sitúa su desaparición en el contexto de un mundo donde las cosas ya no son lo que eran. La realidad, tan puñetera ella, se encarga de echar abajo ese planteamiento. En estos años de silencio, hemos asistido al arranque de unas jornadas en la isla vecina de Gran Canaria, que ya van por su segunda edición. Además, la propia capital chicharrera ha sido testigo de la aparición de un Salón del Manga y de una exposición dedicada al humor gráfico titulada Santa Cruz diseña. Si a ello sumamos que jornadas, salones y encuentros sobre tebeos están surgiendo en toda la geografía española cual si de setas se tratare, podrá verse que estas iniciativas gozan de muy buena salud.
¿Veremos, entonces, una décimo quinta edición del Salón de Santa Cruz de Tenerife? Los Ningunos no somos futurólogos (y no creemos en esas pamemas, no se cansen). A lo mejor mañana la Concejalía de Cultura vuelve a lanzar un comunicado y hace renacer nuevas ilusiones (aunque después de la pájara del año pasado, nosotros, como un santo Tomás al cuadrado, no creeremos hasta que veamos) pero el hecho objetivo es que llevamos tres años y medio sin celebrar un evento que había alcanzado la internacionalidad y que formaba parte de la historia viva del noveno arte en España. El segundo salón en antigüedad lleva mil días largos de obligado silencio.
Con este artículo, los Ningunos queremos dar un toque de atención para que el salón no se pierda, para que reaparezca, asumiendo el compromiso de arrimar el hombro, porque tampoco está bien que uno pida o exija sin dar nada a cambio. No queremos pensar que esta prolongada ausencia sea la de una muerte sin certificado de defunción. Por eso decimos a quien quiera leerlo (y recoger el guante): queremos cultura, queremos comics.
Tres años han pasado desde que Santa Cruz viera una edición de su salón del cómic. Abril de 2006 fue el mes en el que tuvo lugar la décimo cuarta edición de un evento que se cuenta -¿se contaba?- entre los más antiguos de cuantos se celebran en España. Al final del mismo, se apuntaba en el horizonte una décimo quinta edición que, por lo especial de su número, habría de ser especial igualmente en cuanto a contenidos. Sin embargo, aún está pendiente la celebración de la misma, hasta el punto de que no sería exagerado hacer la pregunta siguiente: ¿llegaremos a ver el XV Salón de Santa Cruz de Tenerife?
No es la primera vez que se plantea esta cuestión: a principios de 2008, Manuel Darias llamaba la atención sobre el asunto y, posteriormente, otras personas se hicieron eco de esta llamada. Poco después, sin embargo, los medios publicaban el anuncio de que la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y la entidad Comics Canarios estaban en conversaciones para esa décimo quinta edición. Se barajaban novedades interesantes, como la extensión de las actividades saloneras a otros espacios, más allá de la tradicional Recova. Eso fue en el mes de febrero… y nunca más se supo.
¿Cuáles son las razones de esta prolongada ausencia? Las teorías son de lo más diverso, pero siempre hay algunas que se repiten:
-La primera es la que apunta a una progresiva decadencia del evento, siempre radicado en torno al mismo espacio cultural y siempre desarrollando el mismo esquema organizativo: celebración veraniega, un mes de exposiciones y tres días de actividades. Paradójicamente, las últimas ediciones vieron una variación de esta tendencia que permitía albergar fundadas esperanzas hacia un futuro más brillante. Así, en 2004 el salón pasó a la temporada de otoño, con lo que cosechó un inusitado éxito de visitas. Al mismo tiempo, la organización acertó plenamente en el elenco de autores invitados, que combinaba a clásicos del tebeo europeo (Jordi Bernet, Horacio Altuna), con primeros espadas del comic-book yanqui (Eric Shanower) y expertos en manga japonés (Mari Molina, que por aquel tiempo era responsable de Dibus en Norma Editorial). Las ediciones posteriores continuaron en esa línea, aunque los sucesivos cambios de fecha, la consecuente premura en la organización y algunos errores en cuanto a la política de autores invitados redundaron de forma negativa en el impacto público y mediático del salón. Así pues, se puede decir, objetivamente, que el Salón de Santa Cruz de Tenerife desapareció justo cuando empezaba a volar a velocidad de crucero.
-La segunda apunta hacia la crisis del noveno arte, las dificultades para organizar y llevar a cabo iniciativas de esta naturaleza y, en general, sitúa su desaparición en el contexto de un mundo donde las cosas ya no son lo que eran. La realidad, tan puñetera ella, se encarga de echar abajo ese planteamiento. En estos años de silencio, hemos asistido al arranque de unas jornadas en la isla vecina de Gran Canaria, que ya van por su segunda edición. Además, la propia capital chicharrera ha sido testigo de la aparición de un Salón del Manga y de una exposición dedicada al humor gráfico titulada Santa Cruz diseña. Si a ello sumamos que jornadas, salones y encuentros sobre tebeos están surgiendo en toda la geografía española cual si de setas se tratare, podrá verse que estas iniciativas gozan de muy buena salud.
¿Veremos, entonces, una décimo quinta edición del Salón de Santa Cruz de Tenerife? Los Ningunos no somos futurólogos (y no creemos en esas pamemas, no se cansen). A lo mejor mañana la Concejalía de Cultura vuelve a lanzar un comunicado y hace renacer nuevas ilusiones (aunque después de la pájara del año pasado, nosotros, como un santo Tomás al cuadrado, no creeremos hasta que veamos) pero el hecho objetivo es que llevamos tres años y medio sin celebrar un evento que había alcanzado la internacionalidad y que formaba parte de la historia viva del noveno arte en España. El segundo salón en antigüedad lleva mil días largos de obligado silencio.
Con este artículo, los Ningunos queremos dar un toque de atención para que el salón no se pierda, para que reaparezca, asumiendo el compromiso de arrimar el hombro, porque tampoco está bien que uno pida o exija sin dar nada a cambio. No queremos pensar que esta prolongada ausencia sea la de una muerte sin certificado de defunción. Por eso decimos a quien quiera leerlo (y recoger el guante): queremos cultura, queremos comics.